Tu sonrisa, era tan particular, plena. Tu risa, sin ruido como la mia.
La ausencia silenciosa de la mañana, después de tu muerte, las campanas de la iglesia cercana a casa, sonaban, mientras tu atravesabas la puerta por ultima vez.
Sinceramente y hablando lo más enserio posible, te cuento que no podia estar ahi, lo queria. Pero siempre pensé recordarte con tu vitalidad, con esas imagenes en mis recuerdos, de cuando haciamos competencia de quien saltaba más la cuerda y me ganabas. Y tantas otras.
Tu ausencia se siente, pero te siento aqui.
Cierro mis ojos y te mando un abrazo de nieta regalona a la plenitud que te abraza donde estes.
Escucho tus palabras, veo tus ultimos gestos para comunicarte.
Te extraño, tanto como nunca espere.
Y te amo.
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