01 septiembre 2007

Transparente forzada.

Y si como dijo Manu Chao “en este mundo todo es mentira”, será cierto como para creer ciegamente en eso, será cierto que de verdad se necesita a alguien para procesar bien las miles de ideas que uno lleva en la mente que da vueltas como ruleta.
Quizás sea verdad que en este mundo, las mentiras se huelen, se alcanzan, se ven, como si fueran algo común, como si fuera algo casi de la rutina. La gente se solía arrugar, mirar hacia otro lado. Pero hoy las cosas cambian, hoy la gente te mira a los ojos como a nadie, como si no tuviesen nada que esconder. Como si todo andará de “viento en popa” como decían.
El otro día los vi, después de mucho arrugados como ancianos, como si su vida fuese intensa, como si fuese a acabar en cualquier segundo. En realidad nadie se libra de eso, nadie, ni tu, ni yo. Huele la tranquilidad, la desesperación de la mentira, del guardar. Yo creo que voy a explotar, que en cualquier momento se me van a salir las palabras por los oídos y tu boca ya no hablara más, porque ahora lo harán tus manos en vez de tu boca, o tus pies, tus rodillas, pero no tu boca. Porque ya no podrá más con tanta mentira, con tanto engaño. Pero no se puede juzgar a todos con la misma piedra. No todos son así. No todos te miran a los ojos con esa mirada transparente trabajada o forzada. Algunos, solo omiten.

Quelaspalabrasdigan.

Que las palabras digan lo demás a través del escrito de lo que pienso. Sinceramente me bloqueo, me quedo muda y quiero salir de ahí en ese mismo segundo, en esa misma milésima de segundo corriendo o que me trague la tierra, no se porque nunca he podido decir claramente lo que pienso mirando a los ojos a alguien, el cual seria el receptor de mis pensamientos y sentimientos. Sobre todo si hablo con alguien que pertenezca a mi familia, en realidad, es con ellos el problema.
Estoy en proceso de decidir mi vida, estoy cambiando, mejor dicho creciendo aun que no lo quiera asumir plenamente, pero crecer tiene sus encantos, ventajas, como también desventajas. Pero quiero crecer, aun que pensé que seria más sencillo.
Mi mente parece batidora, con tantas cosas que están dando vueltas y vueltas, cada una con su propio condimento, con su color, sensación... haciendo la mezcla perfecta de la vida de una adolecente en pleno desarrollo.
Espero que cuando esto pase, cuando a la batidora se le acabe el tiempo de batir y moler los ingredientes, este todo claro, decisiones tomadas y que sean las mejores. Puede ser que es mucho pedir, porque en el fondo, si esta todo bien, seria fome... tendría que buscar otros lados por los cuales seguir buscando cosas buenas, para mantenerme ocupada y entretenida en algo,
pendiente y con los ojos abiertos.