El conejo naranjo se tira un piquero a la placenta del elefante que tiene memoria de mosca, su trompa ahora tiene vida propia, sus pies avanzan fuerte recordando lo que no hay.
Quiere saltar más alto que el canguro, para abrazar su recuerdo que se le escapa entre el humo del cerebro quemado.
El conejo naranjo, solo quiere vivir.