Tranquiliza esas pequeñas almitas en guerra, tratando de ser y mostrar algo nuevo.
Tomar decisiones, es parte de nosotros, es parte de conocernos y decidir algo bueno, algo que convenga, algo que nos haga crecer y conocer.
Muéstrame tu alma, en paz o tormentosa, pero muéstramela para que de un paseo con la mía y con otras.
Seamos sinceros, seamos abiertos, concretos y directos, para que andar con rodeos si podemos mirarnos y ver que tan transparentes estamos, sonriéndonos o llorando, con nervios o desesperación.
Anda tranquila pequeña alma, anda con los ojos abiertos para ver si por ahí aparece algo bueno e interesante para ti, anda dispuesta, anda en paz. Que ninguna otra alma te atormente con ideas o algo concreto, que ninguna otra alma se ponga en tu camino, impidiéndote continuar.
Guerras de almitas, guerras de ti, de mi, de los demás. Donde todos se hacen los sordos, los mudos, los ciegos. Aparecen solamente cuando les conviene, abren la boca y los ojos, cuando quieren. Observan solo si buscan algo bueno, otro camino, otro destino.
Almitas que se quieren desahogar, arrancar de sus propias realidades, de sus miedos, de sus gustos, encantos. Siendo sincera confieso que no he sido sincera, que me arrepiento. Que me da miedo, no por mi, si no que por ti, por ustedes.
Desahogarse ahora, de que forma, vomitando algo atragantado en medio de tu garganta, en medio de ti o quizás en medio de mi. No tragues todo eso y todo esto, si quieres una guerra o guerrilla tranquila y sorda, no lo hagas. Solo deja que tu alma ande por ahí, tranquila, en paz. Solo deja que sonría con las demás almas que alguna vez, estuvieron en su propia guerra de pequeñas almitas y que hoy andan invictas.
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